Durante las épocas del año en las que se intensifican las lluvias, como la primavera o el otoño, es habitual que la hierba crezca notablemente. Podemos cortar el césped de nuestro jardín, pero algunas fincas no tienen dueños o nadie se encarga de ellas. Cuando la vegetación crece más de la cuenta supone un riesgo importante para las poblaciones cercanas, en verano puede convertirse en el foco de un incendio y, en otras estaciones, puede ser un nido de plagas dando cobijo a insectos y roedores que suponen un riesgo para la salubridad humana. Así que la mejor solución es aplicar tratamientos herbicidas que nos permiten acondicionar la zona y eliminar los riesgos.