09 Mar Los efectos de las plagas en la salud humana y el medio ambiente
Infecciones urinarias y de intestino, salmonelosis, hepatitis infecciosa, toxoplasmosis, tenia, hidatidosis… El listado de enfermedades que puede causar una plaga, ya sea de aves, roedores o ciertos insectos, es mucho más amplio. Por ello, nada podemos dejar al azar a la hora de trazar un buen plan de prevención o de acción, en su caso. Además, sufrir una plaga no solo es una amenaza para la salud pública: también lo es para el medioambiente.
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Enfermedades transmitidas por plagas
En primer lugar, discutiremos los peligros de enfermedades transmitidas por plagas. Por ejemplo, insectos como las moscas y los mosquitos, en contacto con alimentos, funcionan como un vehículo transmisor de enfermedades infecciosas sumamente peligrosas como la disentería o la salmonelosis, entre otras. Y es que sus patas puede transportar multitud de patógenos.
Del mismo modo pueden actuar las cucarachas, tanto por los restos de materia fecal como por sus patas, provocando infecciones por E. Coli, la Fiebre Tifoidea, el Staphylococcus y Streptococcus, la Gastroenteritis e, incluso, la lepra.
Por su parte, roedores como ratones y ratas pueden transmitir enfermedades como la peste bubónica, la salmonelosis y la leptospirosis.
No menos peligrosas son las enfermedades que podemos padecer en caso de plaga de aves como las palomas. Algunas de las patologías más comunes que las acompañan son la criptococosis, por un hongo localizado en sus excrementos, pero también la psitacosis o clamidiosis, la alveolitis alérgica o la histoplasmosis.
Efectos de las plagas en el medioambiente
Plagas y condiciones medioambientales también están estrechamente relacionadas. En primer lugar, porque el aumento de las concentraciones de gases de efecto invernadero como es el CO2, N2O, CH4 en la atmósfera, provoca el aumento generalizado de temperaturas. Esta situación impacta directamente sobre la proliferación de ciertas especies y enfermedades.
En relación a este fenómeno, el sector agrícola es uno de los más afectados. Hablamos además de una situación que se retroalimenta. Porque si bien el cambio climático incide directamente sobre la aparición de plagas, las plagas también dejan huella medioambiental. Por ejemplo, las infestaciones pueden afectar las tasas de fertilización o la recuperación de las semillas. Del mismo modo, las aplicaciones de ciertos plaguicidas dañan la fertilidad del suelo y la calidad del agua.
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